El uso de la energía, cada vez más creciente, es algo inherente a
todas las sociedades desarrolladas, y uno de los índices críticos de
productividad. Desde las dos toneladas de carbón per capita
en 1940, hasta las siete toneladas en la década de 1980, no ha dejado
de crecer en este nuevo siglo.
Las energías provenientes del petróleo han ido en aumento año tras año, y
la eléctrica es una de las formas que crecen más rápidamente. Como
ejemplo de la progresión, en las últimas dos décadas del siglo XX
Estados Unidos de América generó una demanda del 300% al 400%. Si
anualmente creciese la demanda un 5%, sería preciso duplicar los
abastecimientos cada 15 años aproximadamente.
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